26 ago 2008

El Real Madrid apela al coraje para adjudicarse la Supercopa

Vence por 4-2 al Valencia y establece un 6-5 en el marcador global

Los partidos se ganan con buen juego, generalmente. No obstante, en ocasiones hay que echarle bemoles a la sartén para servir el plato bien caliente. Lo que hizo el Madrid fue, como bien dice mi compañero Enrique en su post, algo épico. El choque tiene una lectura muy clara. El Madrid es un bloque, una piña, un puño cerrado que golpea duro y contundente, con un espíritu indomable, implacable. Da la sensación de que el Madrid nunca termina de morir en el Bernabéu por muy mal que se le pongan las cosas. Los blancos exhiben la fuerza que otorga la unión de un gran grupo. Ahí es donde reside la principal virtud de este conjunto, el buen ambiente que se respira en el plantel, la sensación de que todos reman para la misma causa y, sobre todo, la cualidad de creer siempre en la victoria. Ese espíritu espartano que se comenzó a gestar en la temporada de Capello pervive e incluso se ha incrementado en la actualidad. El Madrid no sólo tiene un equipo repleto de hombres importantes, además cuenta con una mentalidad ganadora sin par en nuestra Liga.

Sólo así se entiende que un equipo con uno menos desde el primer tiempo sea capaz de levantar una final imposible de ganar. Con diez los merengues se echaron arriba con descaro e incluso con nueve fue un lujazo ver como entraban los de Schuster en el córner del segundo gol, emulando a las hordas mongolas, arrasando con lo que encuentran al paso y asumiendo riesgos atacando en masa con sólo nueve jugadores, siempre desde el convencimiento total que tienen los ganadores, los que no contemplan la palabra derrota en su vocabulario. Fue una exhibición de fuerza y coraje, un canto al pundonor ante un Valencia que, dicho sea de paso, mostró un conformismo inaceptable que le acabó jugando una mala pasada.

Es un aviso para navegantes. Puede que el Madrid no tenga un súper crack, puede que le falte un Messi o un Cristiano Ronaldo en sus filas… Pero sin embargo tiene garra y espíritu de conjunto y en el fútbol, exceptuando a dos o tres elegidos, ganan los equipos y no las estrellas. Este Madrid pinta muy bien y con este alma impertérrita parte con un puntito más de ventaja que el resto de sus rivales.

Via: www.notasdefutbol.com