12 sept 2008

Loco de la revancha

El equipo de Bielsa se sacó la espina de Brasil y les pegó un paseo histórico a los colombianos. Hizo cuatro, pero podrían haber sido más y está en zona de Mundial.


Después del pesto que se habían comido con los brasileños, Chile entendió que la única manera de recomponer la imagen era poniendo la pelota al pie y siendo ofensivos como reza el manual del Loco Bielsa. Tenían enfrente a una selección con un gran pasado, pero con un presente paupérrimo, que apenas había convertido cuatro goles en las primeras siete fechas de las Eliminatorias, lo que la suponía inofensiva. Sin embargo, el primer susto estuvo en el arco de Claudio Bravo, luego de una pifia de Tressor Moreno que le bajó inesperadamente al arquero chileno y casi se le cuela porque la quiso embolsar en lugar de despejarla.

El pésimo estado del campo de juego y la pierna fuerte a la que apostaron chilenos y colombianos hizo que los primeros treinta minutos fueran un verdadero bodrio. Sin dos pases seguidos, ninguno de los dos equipos pudo hacer despegar su juego. Y en ese ambiente adverso para jugar al fútbol el más pejudicado era Chile, que tenía la presión de sumar en casa por la goleada recibida ante el Scratch.

Pero las amarillas hicieron que los colombianos empezaran a cuidarse en los cruces y así, de la mano de Alexis Sánchez , Chupete Suazo y Gary Medel por las bandas, Chile empezó armar su festival de fútbol y con una jugada magistral entre Alexis, Medel y Jara, abrió el partido y dominó hasta el final.

Y cuando los equipos se ponen dulces, las individualidades empiezan a pagar sus deudas, como Suazo que con olfato goleador recibió un rebote cuando intentaba armar una pared y le pegó cruzado, lejos de las manos de Julio. Y ahí todo el equipo agradeció la autocrítica y la banca de Bielsa tras la derrota ante Brasil y fueron a festejar en el banco de suplentes, como un gesto de apoyo y como un mensaje para la gente: que están comprometidos con el proyecto del argentino en Chile y que el Sudáfrica es posible de la mano del Loco.

Colombia seguía siendo una sombra de lo que alguna vez fue, con un Giovanni Hernández más cerca del lateral izquierdo que del circuito creativo y con un mediocampo que tuvo que moverse en puntitas de pie para que el árbitro no los dejara con uno menos.

Y llegó el festival del fútbol que le gusta al Loco, vertical, ofensivo y con vértigo. Para cerrar la sinfonía con un golazo, esta vez con un remate de Matías Fernández después de tocar tocar y tocar. Salud Loco.